La Navidad es una época definitivamente emotiva, que nos encuentra no solo con nuestras familias sino con sabores que pasamos todo el año añorando en nuestros paladares. Cada familia, cada región, cada país tiene tradiciones que van unidas a estas fechas, en mi caso como tengo 2 países, les contare un poco de las 2 tradiciones navideñas que llevo en el corazón.
En mi país natal, Venezuela, Diciembre es sinónimo de hallacas, que son primas-hermanas de los tamales que se comen en toda Latinoamérica uno de los platos más mestizos y a mi modo de ver mas representativos de esta zona. Este plato esta centrado en un guiso que contiene varios tipos de carne, picadillo de diferentes verduras y varios elementos que le dan el toque como aceitunas, alcaparras o pasas, todo rodeado con una suculenta masa de maíz envuelto en una hoja de plátano que le da un aroma inconfundible.
Las hallacas, son una tradición familiar por excelencia, todo empieza porque cada casa tiene su propia receta que se diferencia de la del vecino, de ahí a que sea un deber ‘probar’ todas las que te ofrezcan en cada sitio. Para el proceso de preparación se reúne toda la familia y a cada quien se le asigna una función, participan desde los más niños hasta los más viejos en una operación logística generalmente liderada por una abuela, que por ser la más experimentada lleva la batuta.
Luego las hallacas se comen la noche del 24 de Diciembre, acompañadas por lo que he llamado desde hace años el festival del carbohidrato: pan de jamón, ensalada de gallina, pernil al horno y como postre torta negra, para que nadie se quede con hambre!
Cuando me mudé a Barcelona hace muchos años, a Dani – mi pareja de entonces – le hacia gran ilusión hacer hallacas, nació en Venezuela y llevaba la mayoría de su vida conciente en Barcelona, pero siempre llevaba 7 estrellas en el corazón. Acepté el ‘reto’ y con la ayuda de una receta que había de mi bisabuela, los tips de mi abuela y un poco de investigación decidí hacer mi propia receta de hallacas con los ingredientes que estuvieran en el mercado, que en ese momento no eran muchos.
Entre toda la familia hicimos todo como manda la tradición, incluso mi querido suegro Kike construyó un artilugio para aplastar la masa que fue mejorando con los años… Fue todo un placer hacer mis primeras hallacas con Marta y el tío Juan como parte fundamental de la operación y sobretodo con la ilusión de que cada año se mejoraba la receta y todas las personas que participaban esperaban que llegara diciembre para poder participar, incluida mi querida Avia que con sus 90 y muchos años también tenia su función.
En mi tierra adoptiva, mi querida Cataluña, la comida del día de navidad es más elaborada. Se hace por un lado una sopa de escudella con verduras y una ‘pilota’ de carne y embutidos varios por supuesto también con la receta de cada casa, al llegar a la mesa hay toda una ceremonia que empieza comiendo el caldo de esta sopa con los galets, luego como 2º plato se comen los trozos carnicos o carn d'olla y luego las verduras en seco, después se pasa a comer un poco de pavo relleno, para terminar con algún postre y unas neules para rematar este festín que suele durar toda la tarde del 25 de Diciembre.
La cultura Catalana se caracteriza por ser ahorrativa y por aprovechar al máximo todos los recursos, por supuesto las fiestas no son una excepción y para seguir celebrando con todo lo que queda de la comida de navidad se prepara un relleno maravilloso para hacer los tradicionales canelones que celebran el 26 el día de Sant Esteve.
Cada sitio tiene su tradición, pero como dije antes las más importantes son las que llevamos en el corazón. Hace mucho tiempo había prometido a Dani que cuando escribiera este post estaría dedicado a el, creo que queda claro que mi receta de hallacas sin Dani no existiría, pero seria injusto no dedicarle un pedacito a Marta y a Kike, porque sin ellos no hubieran quedado igual!
Feliz Navidad y hasta el año que viene!!!