Esta semana ha sido muy movida yendo para aquí y para allá que no me había dado tiempo de escribir…
Continuando con mi relato sobre Vietnam, creo que la mejor manera de conocer un lugar y sus verdaderas costumbres es salir con gente local, así me encontré de repente comiendo en los sitios más curiosos de Da Nang con mi staff Vietnamita, que mientras yo olía y miraba todo en cada sitio, ellos mostraban orgullosos que tenían por compañía a una occidental ‘valiente’.
La primera que salí con ellos será ya hace casi un año, celebrando el día de la mujer que curiosamente allá es una gran festividad, las féminas ese dia no trabajan y en cualquier lugar son recibidas con flores. Decidí llevar a todas ‘mis mujeres’ a comer unos fideos a un sitio popular de Da Nang… una especie de garaje acondicionado con unas mesas largas comunitarias – esas tan de moda por aquí – donde llegaban bowls humeantes que se terminaban de customizar en la mesa por cada comensal con todas las hierbas y chiles propios de la ciudad.
Luego nos fuimos a un local de helados que a todas les hacia particular ilusión, yo llegué sin expectativas buscando un helado de vainilla que me quitara el gusto picante de la boca y me encontré con sabores muy asiáticos liderados por el taro y el durian.
Otra de las grandes aventuras culinarias las tuve una noche, donde esta vez me llevé para compensar a ‘mis chicos’ a cenar, como sabían que me gusta comer ordenaron todo un menú en su restaurante favorito – otro garaje que aparte de mesas contaba con la cama de los que lo atendían al fondo – donde descubrí más sabores nuevos y aprendí a comer medusa o huevos de pato crudo.
Un restaurante no muy tradicional pero si con mucha personalidad es Bread of life, punto de encuentro de expatriados de la zona es un maravilloso proyecto donde se les da capacitación profesional y oportunidad de trabajo a personas con discapacidad auditiva, sirven comida meramente occidental pero en un sitio muy acogedor además de que sirve para apoyar una buena causa.
Da Nang es una ciudad bastante particular, porque esta en medio de esas 2 Vietnams tan diferentes que hay entre Hanoi y Saigón, además de tener esa marca de una guerra que vivieron en primera fila con las tropas americanas llegando por la playa de China y cuna de la cultura Champa uno de los mayores descubrimientos culturales que hice en esta estancia, como visitante debe ser otro mundo pero estar ahí y vivirlo podría tomarme más que posts un libro entero para contar la experiencia.
Bajando pocos kilómetros al sur esta Hoi An, un punto estratégico en siglos pasados para el comercio de especies y sin duda con los mejores lugares para comer en esta área tan turística.
Es un sitio donde han pasado muchas cosas, fue un puerto Chino además de ser luego un asentamiento Frances y por donde hasta los Japoneses han tenido que ver… esta mezcla ha hecho que sea una joya de pueblo para pasear y disfrutar de clases de cocina, de un paseo por el río o de una noche diferente donde cada luna llena el pueblo apaga sus luces y enciende velas para celebrar la ocasión.
Tiene un mercado muy curioso, que a pesar de que no esta al nivel del de Saigón, sirve para conocer el sin fin de hierbas de la cocina Vietnamita, ver todos los mariscos de la zona, probar un buen plato de pho e incluso para hacerse un masaje o una pedicura.
En las costas del pueblo están las islas Cham, donde en ciertas épocas del año se pueden encontrar los cotizados nidos de pájaro que usan los Chinos en la famosa sopa, de hecho de Vietnam salen la mayoría de los nidos que se comercializan en el país vecino, curiosamente se pueden encontrar muchos productos a base de este ingrediente como bebidas en lata que ellos alegan dan mucha energía, verdad o no solo puedo decir que de sabor está muy buena pero no me dio ningún otro efecto…
En Vietnam en muy poco tiempo tuve la suerte de vivir muchas cosas, a través de la comida aprendí muchísimo de la cultura, pero sobretodo del arte de dar. Me falta por explorar en profundidad el norte y el sur, así que tengo una excusa para volver ;)